jueves, 14 de junio de 2012

Hoy Dios llamó a mi puerta y yo le abrí...



"La libertad y la simple belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar."
Christopher McCandless (Into the Wild)




Es curioso como ciertos días en la vida son simplemente mágicos, esos días cuando recuerdas lo mucho que ha hecho Dios para bendecirte, como dicen, solo se pueden contemplar las obras divinas en retrospectiva, es decir, hacia atrás, o el otro ejemplo que dice que siempre presenciamos el "tejido" de Dios pero por la parte de abajo y mientras se realiza, osea, no vemos su belleza hasta que ha sido concluido; lo mismo pasa con nuestras vidas, cada día que pasa es como un "enhebrar de aguja". Hoy ha sido uno de esos días y por eso creí necesario escribir acerca de él y la postura que yo he adoptado ante sus acontecimientos. Primero que nada, me levanto, todo transcurre normalmente, voy en camino hacia el trabajo (algo tarde por cierto) y justamente  antes de llegar al trabajo, en el horizonte se ven las montañas y el sol subiendo por en medio, fue un regalo que al verlo cambió totalmente mi día, fue para mi como si Dios me dijera: "A pesar de lo que hagas bien o mal, yo sigo aquí ofreciéndote amaneceres para que contemples". Fue algo realmente mágico, después llego al trabajo, todo transcurre normalmente, y nos recuerdan que habíamos de quedarnos a "tomar un curso", claro que una parte de mi me decía, vete, no pasa naaaaaaaaada, no pasa de un regaño flacon y asunto arreglado, pero entonces como es quincena me quedé a cobrar y luego dije, porque no? Así que fui a donde nos habían citado y pues oh sorpresa, yo pensando que llegaría tarde, resulta que fui (junto con otro compañero) el primero en llegar, asi que ni como "echarse para atrás". Total, el taller llevaba por nombre "El valor del trabajo"  pense: "Siiiiii claaaro, lo único que van a querer es hacernos "cocowash", de que esta empresa es la mejor y que nos quedemos a trabajar en ella por los siglos de los siglos, etc. etc. y mas etc." Pero resulta que para nada!.. el señor que nos impartió el taller se mostró desde el principio de lo mas amigable y ameno en la forma de tratarnos (a las 15 personas que eramos) resulta que muy por el contrario de todos los posibles escenarios que me había planteado en mi mente, el nos habló de cosas mucho mas profundas, básicas y elementales de la vida, dejando al trabajo simplemente como una parte de la realización personal. Nos recordó cosas como el rompimiento de la rutina, el disfrutar de cada día, el autoestima,el proyecto de vida, los valores, lo a cada uno de nosotros nos hace únicos y especiales, el hacer cosas que nos satisfagan y demás cosas valiosisimas, como el moverse para no quedarnos estancados en cualquier cosa que represente asco o hastío por el buen vivir. Yo siempre he sido muy creyente de que Dios (no contextualizandolo ni dandole formas definidas como algunas religiones insisten en hacer, simplemente tomandolo como referencia de que existe algo mas grande que hace que las cosas y toda la energía que las conforman se muevan y convivan en una divina perfección), se vale de cualquier cosa para hablarnos y demostrarnos su apoyo y compañía, el problema esta en nosotros y el grado de conexion o sensibilidad que tengamos nosotros  para poder ver todo lo bueno que hay en la vida, y saber sobre todas las cosas que el viaje necesario que debemos realizar diariamente, es hacia nuestro interior para encontrarnos directa y sencillamente con alguien que es "mi mejor yo".

Lo mejor. Marco

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